domingo, 15 de dezembro de 2019

Patrick Watson

Tango del Viudo

Oh maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia,
y habrás insultado el recuerdo de mi madre
llamándola perra podrida y madre de perros,
ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer
mirando mis viejos zapatos vacíos para siempre,
y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos,
mis comidas,
sin maldecirme en voz alta como si estuviera allí aún
quejándome del trópico, de los coolíes corringhis,
de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño
y de los espantosos ingleses que odio todavía.

Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!
He llegado otra vez a los dormitorios solitarios,
a almorzar en los restaurantes comida fría, y otra vez
tiro al suelo los pantalones y las camisas,
no hay perchas en mi habitación, ni retratos de nadie en las
paredes.
Cuánta sombra de la que hay en mi alma daría por recobrarte,
y qué amenazadores me parecen los nombres de los meses,
y la palabra invierno qué sonido de tambor lúgubre tiene.

Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde
el cuchillo que escondí allí por temor de que me mataras,
y ahora repentinamente quisiera oler su acero de cocina
acostumbrado al peso de tu mano y al brillo de tu pie:
bajo la humedad de la tierra, entre las sordas raíces,
de los lenguajes humanos el pobre sólo sabría tu nombre,
y la espesa tierra no comprende tu nombre
hecho de impenetrables substancias divinas.

Así como me aflige pensar en el claro día de tus piernas
recostadas como detenidas y duras aguas solares,
y la golondrina que durmiendo y volando vive en tus ojos,
y el perro de furia que asilas en el corazón,
así también veo las muertes que están entre nosotros desde ahora,
y respiro en el aire la ceniza y lo destruido,
el largo, solitario espacio que me rodea para siempre.

Daría este viento de mar gigante por tu brusca respiración
oída en largas noches sin mezcla de olvido,
uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo.
y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,
como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada,
cuántas veces entregaría este coro de sombras que poseo,
y el ruido de espadas inútiles que se oye en mi alma,
y la paloma de sangre que está solitaria en mi frente
llamando cosas desaparecidas, seres desaparecidos,
substancias extrañamente inseparables y perdidas.

Pablo Neruda

Ceylan

Manifesto Contra-Sexual



Publicado originalmente em 2000, MANIFESTO CONTRA-SEXUAL é já um livro de culto da teoria queer. Incisivo e desafiante, este manifesto convida a repensar as nossas concepções de corpo, género e sexualidade, rejeitando a estrutura heteronormativa do sistema patriarcal e assumindo a plasticidade dos corpos. O dildo, enquanto objecto artificial, anexável e iterável que evade a genitalização do sexo, é a base e o expoente da revolução contra-sexual aqui proposta. Fundindo filosofia com cultura pop e jamais sacrificando a vida em prol da teoria, Preciado desenha novas possibilidades para a experimentação política, sexual, social e artística.

Conxuro

Mouchos, coruxas, sapos e bruxas.
Demos, trasnos e dianhos,
espritos das nevoadas veigas.
Corvos, pintigas e meigas,
feitizos das mencinheiras.
Pobres canhotas furadas,
fogar dos vermes e alimanhas.
Lume das Santas Companhas, mal de ollo,
negros meigallos,
cheiro dos mortos, tronos e raios.
Oubeo do can, pregon da morte,
foucinho do satiro e pe do coello.
Pecadora lingua da mala muller casada cun home vello.
Averno de Satan e Belcebu,
lume dos cadavres ardentes,
corpos mutilados dos indecentes,
peidos dos infernales cus,
muxido da mar embravescida.
Barriga inutil da muller solteira,
falar dos gatos que andan a xaneira,
guedella porra da cabra mal parida.
Con este fol levantarei as chamas
deste lume que asemella ao do inferno,
e fuxiran as bruxas acabalo das sas escobas,
índose bañar na praia das areas gordas.
¡Oide, oide! os ruxidos que dan as que non poden deixar de queimarse no agoardente, quedando asi purificadas.
E cando este brebaxe baixe polas nosas gorxas,
quedaremos libres dos males da nosa ialma e de todo embruxamento.
Forzas do ar, terra, mar e lume, a vos fago esta chamada:
si e verdade que tendes mais poder que a humana xente, eiqui e agora,
facede cos espritos dos amigos que estan fora, participen con nos desta queimada.

sexta-feira, 6 de dezembro de 2019

José Watanabe




El lenguado

Soy
lo gris contra lo gris. mi vida
depende de copiar incansablemente
el color de la arena,
pero ese truco sutil
que me permite comer y burlar enemigos
me ha deformado. He perdido la simetría
de los animales bellos, mis ojos
y mis narices
han virado hacia un mismo lado del rostro. soy
un pequeño monstruo invisible
tendido siempre sobre el lecho del mar.
Las breves anchovetas que pasan a mi lado
creen que las devora
una agitación de arena
y los grandes depredadores me rozan sin percibir
mi miedo. El miedo circulará siempre en mi cuerpo
como otra sangre. Mi cuerpo no es mucho. Soy
una palada de órganos enterrados en la arena
y los bordes imperceptibles de mi carne
no están muy lejos.
A veces sueño que me expando
y ondulo como una llanura, sereno y sin miedo, y más grande
que los más grandes. Yo soy entonces
toda la arena, todo el vasto fondo marino.


La boca

En la encañada
había piedras como huesos de un animal prehistórico
que se desbarató
antes de alcanzar nuestro valle.

Un gran cráneo
quedó detenido en la pendiente con la boca abierta
y el resto del cuerpo se dispersó hacia el río.

Yo trepaba la pendiente
y me detenía frente a esa boca, una oquedad
donde el viento se huracanaba,
y escuchaba
murmullos, palabras que se formaban a medias
y luego, sin decir nada, se diluían.

Nunca hubo una frase clara. La boca
como un oráculo piadoso
trababa sus propias frases ante el niño:
lo sé ahora
y le agradezco la vida ciega.


El guardián del hielo

Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
            Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardián del hielo.
La piedra alada

EL pelícano, herido, se alejó del mar
y vino a morir
sobre esta breve piedra del desierto.
Buscó,
durante algunos días, una dignidad
para su postura final:
acabó como el bello movimiento congelado
de una danza.

Su carne todavía agónica
empezó a ser devorada por prolijas alimañas, y sus
huesos
blancos y leves
resbalaron y se dispersaron en la arena.
Extrañamente
en el lomo de la piedra persistió una de sus alas,
sus gelatinosos tendones se secaron
y se adhirieron
a la piedra
como si fuera un cuerpo.

Durante varios días
el viento marino
batió inútilmente el ala, batió sin entender
que podemos imaginar un ave, la más bella,
pero no hacerla volar.


La mantis religiosa

Mi mirada cansada retrocedió desde el bosque azulado por el sol
hasta la mantis religiosa que permanecía inmóvil a 50 cm. de mis ojos.
Yo estaba tendido sobre las piedras calientes de la orilla del Chanchamayo
y ella seguía allí, inclinada, las manos contritas,
confiando excesivamente en su imitación de ramita o palito seco.
Quise atraparla, demostrarle que un ojo siempre nos descubre,
pero se desintegró entre mis dedos como una fina y quebradiza cáscara.
Una enciclopedia casual me explica ahora que yo había destruido
a un macho
vacío.
La enciclopedia refiere sin asombro que la historia fue así:
el macho, en su pequeña piedra, cantando y meneándose, llamando
hembra
y la hembra ya estaba aparecida a su lado,
acaso demasiado presta
Y dispuesta.
Duradero es el coito de las mantis.
En el beso
ella desliza una larga lengua tubular hasta el estómago de él
y por la lengua le gotea una saliva cáustica, un ácido,
que va licuándole los órganos
y el tejido del más distante vericueto interno, mientras le hace gozo,
y mientras le hace gozo la lengua lo absorbe, repasando
la extrema gota de sustancia del pie o del seso, y el macho
se continúa así de la suprema esquizofrenia de la cópula
a la muerte.
Y ya viéndolo cáscara, ella vuela, su lengua otra vez lengüita.
Las enciclopedias no conjeturan. Ésta tampoco supone qué última palabra
queda fijada para siempre en la boca abierta y muerta del macho.
Nosotros no debemos negar la posibilidad de una palabra
de agradecimiento.

Objectos de desejo



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Tonada de luna llena



Yo vide una garza mora
Dandole combate a un rio
Asi es como se enamora
Tu corazon con el mio

Luna luna luna llena
Menguante

Anda muchacho a la casa
Y me traes la carabina jiooo
Pa mata este gavilan
Que no me deja gallina

La luna me esta mirando
Yo no se lo que me ve
Yo tengo la ropa limpia
Ayer tarde la lave

Luna luna luna llena
Menguante

Estética do Performativo



As edições Orfeu Negro dão continuidade à publicação de obras de referência na área das artes performativas contemporâneas. Em ESTÉTICA DO PERFORMATIVO, originalmente publicado em 2004, Erika Fischer-Lichte propõe uma nova abordagem estética, apoiando as suas reflexões nas obras de Marina Abramović, Joseph Beuys, Richard Schechner, John Cage e Hermann Nitsch, entre outros artistas. A abolição de fronteiras entre as várias artes a partir dos anos 60 do século XX pode ser definida como uma viragem performativa. Os artistas, ao invés de criarem obras de arte, passam a produzir, cada vez mais, acontecimentos, que envolvem os espectadores e instabilizam as fronteiras entre sujeito/objecto e significante/significado.

quinta-feira, 21 de novembro de 2019

“o amor é seres para mim a faca com que remexo as minhas entranhas”




«Só queria dizer o seguinte: não foi a sua doença que me assustou (tanto mais que estou constantemente a interromper-me a mim próprio, ando às voltas com a memória, reconheço por entre a sua fragilidade uma quase frescura camponesa e chego à conclusão: não, não está doente, é um aviso, mas não é uma doença dos pulmões), não foi isso, portanto, que me assustou, o que me assustou foi pensar no que de certeza antecedeu esse incidente. Estou, para já, a deixar de lado as outras coisa de que fala na sua carta: nem um tostão – chá e maçãs – todos os dias das 2 às 8 – são coisas que não consigo compreender, manifestamente, são mesmo só para se explicar de viva voz. “Não vou, portanto, estar aqui com isso (só na carta, claro, porque não são coisas que se esqueçam) e só penso na explicação que arranjei na altura para a doença no meu caso e se aplica a muitos casos. O que aconteceu foi que o cérebro já não conseguia suportar as preocupações e dores que lhe impunham. Disse: “Desisto; mas se há alguém aqui que se preocupe um pouco com a conservação do conjunto, então que fique com alguma da minha carga e isto vai aguentar-se mais um bocadinho.” Foi então que os pulmões se ofereceram, assim como assim, não tinham muito a perder. Estas negociações entre o cérebro e os pulmões, que ocorreram sem meu conhecimento, foram seguramente terríveis.»

«E quando uma vez me perguntaste como posso ter chamado «bom» ao sábado com esse medo no coração, não é difícil explicar. Como eu te amo (e portanto eu amo-te, sua tola, tal como o mar ama um minúsculo seixo no seu fundo, é exactamente assim que te cubro com o meu amor – e oxalá eu seja também um seixo a teu lado, se o céu o permitir), amo o mundo inteiro, a que pertence também o teu ombro esquerdo, não, primeiro era o ombro direito e, por isso, beijo-o quando isso me dá prazer (e tu tens a amabilidade de despir aí a blusa), o ombro esquerdo está também incluído e o teu rosto sobre mim no bosque e o teu rosto debaixo de mim no bosque e o repousar no teu peito quase desnudado. E por isso tens razão quando dizes que já fomos um único ser, e não tenho nenhum medo disso, pelo contrário, é a minha única felicidade e o meu único orgulho e não o restrinjo de modo nenhum ao bosque.»

domingo, 17 de novembro de 2019

Memórias da Plantação


MEMÓRIAS DA PLANTAÇÃO é uma compilação de episódios quotidianos de racismo, escritos sob a forma de pequenas histórias psicanalíticas. Das políticas de espaço e exclusão às políticas do corpo e do cabelo, passando pelos insultos raciais, Grada Kilomba desmonta, de modo acutilante, a normalidade do racismo, expondo a violência e o trauma de se ser colocada/o como Outra/o. Publicado originalmente em inglês, em 2008, MEMÓRIAS DA PLANTAÇÃO tornou-se uma importante contribuição para o discurso académico internacional. Obra interdisciplinar, que combina teoria pós-colonial, estudos da branquitude, psicanálise, estudos de género, feminismo negro e narrativa poética, esta é uma reflexão essencial e inovadora para as práticas descoloniais.

Verão '19: São Pedro do Sul e Alpes Marítimos










Melancolia e Arquitectura


Já vai na 2.ª edição este belíssimo livro. Quem ainda não leu, faça esse favor a si próprio.

Viva México




“O México é vinte vezes maior do que Portugal. (…)
Esta é pois a história de um país violento e desmesurado. «O mexicano faz amor com a morte», dirá alguém a certa altura, logo no início da viagem. É esse o principal traço de carácter associado à identidade mexicana. Não é por acaso que há caveiras na capa de Viva México.  Parecem rir-se de nós, daqueles de nós que não aprenderam ainda, como os mexicanos, a rir-se delas.
E contudo talvez tudo isto não passe de pura ficção. Não no sentido de a ficção ser o contrário da verdade. Ficção por ser uma memória inventada. Por corresponder ao modo como Jean Cocteau definia o surrealismo: como «mais verdadeiro do que o verdadeiro». Talvez comece aqui o carácter literário de um país que o papa do surrealismo, André Breton, descreveu como o mais surrealista do mundo.”
do prefácio de carlos vaz marques

“Ninguém poderá alguma vez dizer que viu a Cidade do México. Quando a começamos a ver, calamo-nos, e depois nunca mais acabamos de a ver.
(…)
A Cidade do México é isto: a partir de agora somos bichos em alerta.
(…)
Era uma vez uma piñata. As crianças batiam-lhe com paus até caírem caveiras de açucar. Foi o meu primeiro México, numa história de aventuras. Muitos anos depois vi mexicanos. Foi nos Estados Unidos. Havia o cinema, claro, sempre a caminho do Rio Bravo, e Buñuel sempre a atormentar a Europa. Houve a música de Chavela Vargas, arranca-corações. O México Insurrecto e o Debaixo do Vulcão em traduções exasperantes. A Planície em Chamas de Juan Rulfo e A Chama Dupla de Octavio Paz. Os poemas índios de Herberto, Artaud entre os tarahumara. Imagens vagas de Breton, Trotski e Tina Modotti. O México de J. M. G. Le Clézio. Frida Kahlo por Frida Kahlo: «Enorme coluna vertebral que é base para toda a estrutura humana. Já veremos, já aprenderemos. Sempre há coisas novas. Sempre ligadas às antigas vivas.»
(…)
Aqui estou, Frida, sentada em frente ao teu retrato. As coisas novas ligadas às antigas vivas, vamos a isso.
(…)
Mas também foi Fuentes quem lhe chamou «a mulher irrepetível», e eu vejo-a de pescoço alto, com a sua cauda de coisas antigas, em parte aztecas, em parte europeias, a prodigiosa indígena cheia de humor negro decidida a enfrentar los cabrones, uma aparição do Novo Mundo que a cada manhã trazia os mais requintados veludos, bordados e cetins do México, e em cada dedo um anel, e no colo jóias de terracota, e nas orelhas as pequenas caixinhas com pirilampos das camponesas, ela que tinha olhos, todos o disseram, de obsidiana.
(…)
Coyoacán foi o mundo de Frida como o Yorkshire foi o mundo de Emily Brontë. E tal como Emily também Frida cresceu a saber o que poucos aprendem: que o amor é o mais forte instinto de sobrevivência, mais forte do que a fome.
(…)
É uma crença antiga, a de que os deuses marcam os seus.
(…)
Na minha cabeça, a obsidiana é uma propriedade de Herberto Helder. Descobri-a nos textos dele sem saber o que era. Era uma palavra que fazia parte de um mundo. Depois um dia vi obsidiana nos Açores. Esse vidro vulcânico «que se forma quando as lavas incandescentes, a 600 graus, com alto conteúdo de sílica, esfriam rapidamente», como explica agora o painel em Oaxaca. Geralmente é negra, mas «também pode ser avermelhada, cor de café, verde, ou com raios de cores diferentes». A sua transparência, translucidez e brilho «dependem da espessura do fragmento e da luz debaixo da qual o observemos». O conhecimento da obsidiana no México antigo «provém de tempos pré-históricos do povoamento da América, pelo menos desde 10 000 a.C.».
Afiada, corta. Polida, faz de espelho. Nela se miraram imperadores, perscrutando o futuro. Pode servir para tudo e para nada, só a acumular energia séculos fora.
É o que podemos dizer da poesia, quando podemos.
(…)
O México dá vontade de chorar, um choro de séculos em que não percebemos porque choramos, se somos nós que choramos, se não seremos nós já eles. Nunca, em lugar algum, me pareceu que tudo coexiste, tempos e espaços, cimento e natureza, homens e animais, até aceitarmos que o nosso próprio corpo faz parte daquela amálgama acre, ligeiramente ácida, de pele suada com muito chile.
Octavio Paz descreve os mexicanos como o mais solitário dos povos, perpetuamente incapaz de transpor e ser transposto. Por isso, e por tudo e por nada, existe a fiesta. É uma necessidade orgânica, a descarga.
Este Novo Mundo começa no extermínio, e isso há-de significar qualquer coisa. No tempo indígena significa que o extermínio histórico faz parte do presente.
Certa vez, Frida Kahlo descreveu uma imagem a um amigo: «É de dia e de noite, e há um esqueleto (ou morte) que foge espavorido da minha vontade de viver.» Anos depois, pintou Viva la Vida por cima de talhadas de melancia, e essa é a sua última palavra. Afixo-a no frigorífico na noite em que volto.
Vai ser dia no México. Que les vaya bien.